Alquería Pallardó. (1ª parte)

Estudio publicado el 1 de febrero de 2020. Carmen Cárcel García.

La alquería Pallardó, también conocida como alquería de Santamaría o de LLopis, se ubica en el nº 45 de la calle Grabador Enguídanos, en pleno corazón de Campanar. Este notable edificio, situado en una de las esquinas de la plaza de Grabador Enguídanos y próximo al centro neurálgico que representa la plaza de la Iglesia, es la única alquería que se conserva en pie dentro del casco antiguo. Tal y como podemos observar, la alquería está completamente rehabilitada y presenta un aspecto exterior impecable, muy próximo a su fisonomía original.

 

© Vista aérea de la plaza Enguídanos con la alquería Pallardó en la esquina superior derecha. GOOLZQOM

Se trata de una alquería de considerables proporciones, de tres plantas, de composición asimétrica y volumetría compacta que se acompaña de un coqueto jardín que le proporcionan el entorno señorial del que hace gala. Impresiona de esta alquería la rotundidad de su volumetría y el aspecto másico que ofrece a pesar de la gran cantidad de ventanas que presenta en el total de sus cuatro fachadas. Las dimensiones de la alquería son aproximadamente de 16 metros de ancha por 15,75 metros de profunda y una altura de cumbrera de 10,50 metros, medida desde la calle, puesto que la alquería se asienta un metro por debajo del nivel del vial. Actualmente, con una superficie de 469,00 m2, es un edificio público de carácter dotacional que alberga en sus instalaciones el Centro de Servicios Sociales de Campanar.

© Diferentes vistas de la alquería, desde la calle (foto propiedad de Eduard Pérez) y la plaza Grabador Enguídanos.

A pesar de la excepcionalidad de sus dimensiones y de ser una de las pocas supervivientes del azote urbanístico que se produjo sobre la Huerta, la alquería Pallardó es una perfecta desconocida para los vecinos del barrio, pasando a engrosar la lista del patrimonio olvidado de la ciudad. Contrasta con la popularidad abrumadora que tienen otros inmuebles asentados en Campanar, como la alquería de Rey, situada junto al Bioparc; el molí del Sol, dentro del parque de Cabecera, o el Molí de Frares, en la célebre partida de D´Alt. Es más, me ha sorprendido comprobar el vacío documental que existe sobre la misma, aun siendo un inmueble de propiedad municipal. Sin embargo, esta alquería, que hoy en día guarda un mutismo asombroso y es capaz de pasar prácticamente desapercibida, posiblemente fuese una de las explotaciones más importantes que existió en la huerta de Campanar durante los años de mayor auge económico. Los primeros datos apuntan que sus orígenes se aproximan al siglo XVIII aunque, según mis investigaciones, su existencia podría situarse entre los siglos XVI – XVII. Aunque estos datos son objeto de otro artículo sobre la memoria histórica de la Alquería Pallardó, adelanto a continuación algunas reseñas que ayudarán al lector a conocerla un poco mejor.

No cabe duda que una de las razones de su supervivencia es la providencia, es decir, sabemos que a finales del siglo XIX, más concretamente en los años 80, la alquería es expropiada y pasa a formar parte de los bienes patrimoniales del Ayuntamiento de Valencia. Esta gestión municipal logró cambiar el trágico desenlace de nuestra alquería, al que se hubiese enfrentado como el resto de sus coetáneas asentadas en la partida de San Pau. Con anterioridad, en el año 1978, la alquería había sido declarada Conjunto Histórico-Artístico, según se refleja en el BOE de 15 de marzo de ese mismo año. Por aquel entonces la centenaria edificación, propiedad de la familia Pallardó, ofrecía un lamentable estado de conservación, tal y como se puede apreciar en las siguientes fotografías realizadas aproximadamente por el año 1974.

 

Extraída del Inventario de edificios conjuntos y elementos de interés arquitectónico del municipio de Valencia. 1988

En esa época, se estaba urbanizando la antigua Partida de San Pablo o San Pau, a la que pertenecía nuestra alquería, y podemos apreciar el gran contraste entre las nuevas edificaciones, altivas y poderosas, que significaban el progreso y el desarrollo, y las antiguas alquerías, aisladas y enclaustradas en sus propiedades, que significaban el retroceso y la miseria. En 1991, tras una fuerte remodelación, que podemos reconocer en la actualidad, nuestra alquería se convierte en la primera biblioteca de Campanar y su huerto forma parte de los jardines que se acondicionan alrededor y que llegan hasta la calle Valle de la Ballestera.

© Carmen Cárcel

© Diferentes momentos de la urbanización de la Partida de San Pablo y su repercusión sobre la alquería Pallardó. Propiedad intelectual de D. Eduard Pérez LLuch

© Eduard Pérez LLuch

El edificio actual continua reflejando la magnitud de lo que fue en otros tiempos esta histórica explotación agraria, a pesar de haber sido despojada de sus tierras y de los anexos agrícolas que disponía. La alquería estaba compuesta por la casa principal, el almacén contiguo, el corral y el huerto tapiado, tan típico de estas propiedades. Como ya he comentado anteriormente, el edificio con la rehabilitación integral llevada a cabo por el Ayuntamiento experimenta una reforma completa del interior, con renovación de forjados, cubierta y la transformación espacial de la planta superior, que han cambiado radicalmente la imagen de esta antiquísima alquería. La alquería original estaba formada por dos plantas, la planta baja destinada a vivienda y la planta superior, de doble altura, destinada a cambra. Como podemos observar la planta baja tenía una altura considerable, entre 4 y 5 metros. El acceso presentaba un aspecto majestuoso, con un forjado realizado de vigas de madera y revoltones de yeso que descansaba sobre un imponente arco escarzano realizado con sillares de piedra. Actualmente, no podemos apreciar ninguno de estos elementos constructivos característicos de la alquería.

© Eduard Pérez LLuch

© Carmen Cárcel García, 2020. Vista del interior de la alquería.

Tipológicamente se trata de una alquería compacta de tres crujías paralelas a fachada, que generan tres espacios diferentes con un marcado eje central acentuado por la centralización del acceso y los respectivos arcos de descarga de los muros estructurales. No sabemos la posición de la escalera original, pero posiblemente ocupara la misma posición que la actual. Para aprovechar el doble espacio de la planta primera, ésta se divide en dos, obteniendo una segunda planta bajo cubierta de menor dimensión que las dos anteriores. La cubierta está completamente renovada aunque ha mantenido su singular fisonomía. De igual forma, en las fachadas se han respetado los numerosos huecos, así como se han recuperado elementos tan característicos como la rejería o el exquisito reloj de sol que decora su fachada principal. En cambio se han obviado aspectos tan interesantes como los sillares de piedra para refuerzo base de las esquinas o el color azul del que hacía gala la alquería.

A continuación se muestran los planos de la distribución actual de la alquería realizados por Jaime Cored García, alumno de la ETSIE, para su trabajo final de grado 2013-2014 que tuve el privilegio de tutorizar.